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Textos sobre sanación del alma "¿CÓMO USAR LOS SUEÑOS EN LA PRÁCTICA TERAPEUTICA?" Por Karina Malpica Tomado del libro "Sueños que guían", Ed. Obelisco Aunque este capítulo está dirigido a los terapeutas, también puede resultar muy útil para las personas que los consultan ya que se mostrarán ejemplos del uso de los sueños invocados dentro de algunos enfoques terapéuticos. El propósito es inspirar a los profesionales del campo de la salud física y mental para que encuentren la manera de utilizar los sueños en conjunción con sus respectivas herramientas y estilos personales de trabajo. Diagnosis Como ya se ha mencionado en capítulos anteriores, el primer uso de los sueños consiste en obtener un diagnóstico, ya sea para dolencias físicas o para trastornos psicológicos. Esto permite ahorrar tiempo al dirigir la atención del terapeuta hacia ciertas áreas concretas a fin de llevar a cabo los diagnósticos médicos o psicológicos necesarios que confirmen lo que se haya deducido a través de estos sueños, invocados por los propios interesados e interpretados con ayuda de sus terapeutas. A manera de ejemplo se presenta este sueño simbólico de una mujer a quien un psiquiatra, el doctor Mckenzie, estuvo tratando durante algún tiempo. El doctor estaba aplicando en sí mismo y en sus pacientes las técnicas de Control Mental desarrolladas por José Silva, en las que se aconseja la programación de sueños como parte del programa completo. La paciente llamó a Mackenzie, para comunicarle que sentía agudos dolores en el pecho y en el estómago. El doctor le pidió que incubara un sueño para determinar el origen de esas dolencias y su solución. Esto fue lo que la mujer le contó al día siguiente:
Concretamente el doctor le había pedido a su paciente que programara un sueño para responder cuatro preguntas: “¿Cuál es el problema? ¿En dónde se encuentra? ¿Qué lo ocasionó? y ¿Cómo me puedo deshacer de él?” Así es que, teniendo esto en mente, el doctor sospechó que las sinuosidades del camino podrían ser la forma en que el inconsciente de la mujer estaba describiendo el sistema intestinal, así es que le pidió que dibujara un mapa de aquel camino sinuoso. Ella lo hizo y el doctor notó que efectivamente seguía con precisión el curso del sistema intestinal humano. Entonces el coche atascado le hizo pensar en una obstrucción intestinal. Relacionó la nieve blanca con un producto lácteo, como el causante de la obstrucción. Por su práctica clínica y sesiones anteriores con la paciente, dedujo que el hecho de que sus tres hijos hubieran desaparecido, era la manifestación de su deseo inconsciente de que sus hijos dejaran de interponerse en su matrimonio para que su esposo le prestara más atención a ella. Respecto a la forma de solucionar el problema, el doctor encontró que el consejo onírico de su esposo de apagar el auto, significaba “suspende el suministro del combustible de tu cuerpo: deja de comer”. Y el hecho de que hubiese recibido ayuda de gente externa para desenterrar el auto, le hizo pensar que debía enviarla a un hospital para que confirmaran este diagnóstico onírico y, de ser correcto, le practicaran una intervención quirúrgica para desobstruir su intestino, “ya que una obstrucción intestinal como esta requiere cirugía inmediata”. En el hospital efectivamente se le encontró a la mujer una obstrucción en el lugar en el que el automóvil quedó cubierto por la nieve, o sea, “el sitio en el que el intestino delgado se une al intestino grueso”. Este caso se cita en el libro El Método Silva de Control Mental, para ejemplificar cómo fue que siguiendo estas técnicas, la mujer logró curarse a sí misma y no tuvo necesidad de ser intervenida quirúrgicamente. Y también sirve para demostrar el gran peso que se les concede a los sueños dentro de este método cuya finalidad consiste en disciplinar la mente y desarrollar más extensamente sus capacidades. Sobre el recurso de programar sueños que den respuesta a los problemas que surgen en la práctica terapéutica, el mismo psiquiatra comenta otro caso interesante de una chica de 18 años que acudió a él en busca de consejo, ya que se había quedado embarazada y no estaba casada. A esta chica también le pidió el doctor que incubara un sueño:
Al psiquiatra le pareció muy sensata esta solución ya que “la proporción de divorcios entre adolescentes es de ochenta por ciento, de modo que una espera de tres años en casa era lógica”. Dedujo que el padre del bebé que esperaba era la persona adecuada para ella, “pero para que su matrimonio tuviera éxito era necesario que ellos se alejaran de la casa de los padres”. El doctor McKenzie aseguró que él no hubiera podido darle un mejor consejo, así es que se animó a utilizar la incubación él mismo para solicitar ayuda con algunos problemas en su práctica terapéutica. Una noche preguntó acerca de un paciente que estaba bajo tratamiento con él, un chico de 27 años, que no había salido con chicas porque pensaba que “las mujeres estaban en su contra” y además “no valían la pena”. En una parte de su sueño el doctor se vio a sí mismo diciéndole al paciente: “Me da lo mismo que jamás llegues a tener una relación heterosexual”. Así es que la siguiente vez en la que el paciente se empezó a quejar acerca de las mujeres, el doctor le dijo exactamente aquella frase que le había dicho en su sueño y dice que funcionó:
El psiquiatra y sus pacientes recibieron información muy útil proveniente de sus respectivas imágenes oníricas. Sin embargo, también es posible entrar en contacto con alguna parte de la consciencia del cliente mismo para recibir información que sea de utilidad en el trabajo conjunto. A esta clase de sueños, el psicólogo Mark Thurston les llama “sueños telepáticos”. De los cerca de diez jóvenes que asistían a cada reunión, todos participaban excepto un joven de catorce años llamado Ben, a quien el psicólogo describe como “un muchacho bastante callado y poco motivado, que en cierto modo carecía de iniciativa y autoestima”. Ben desconcertaba a Alan y frustraba en gran medida todos sus intentos de ayudarle. Aunque conocía a la familia de Ben desde hacía algunos años, no podía establecer ningún lazo de unión claro entre su personalidad y la situación familiar. A raíz de su preocupación por Ben, el psicólogo comenzó a rezar por él todas las noches y una de ellas tuvo este sueño:
En las semanas que siguieron, la nueva perspectiva de Alan sobre el comportamiento de Ben en el grupo dominical lo hizo más tolerante y comprensivo, y dejó de sentirse frustrado por la falta de motivación del chico. Poco después Alan decidió verificar su sueño telefoneando a la madre de Ben. En confianza, le contó el sueño. Ella se sintió confrontada ante el problema familiar pero asombrada ante la precisión del sueño de Alan, pues los detalles de la relación entre Ben y su padre eran correctos. Después de comentar el caso de su joven colega, Mark Thurston se pregunta: “¿Fue la autenticidad de la preocupación de Alan por el adolescente el estímulo que provocó el sueño telepático?” No ofrece ninguna respuesta, pero asegura que sea cual fuera la causa, “ha arrojado una luz de primera mano sobre lo que es posible en el estado de los sueños: el contacto psíquico directo con otra persona”. Desde mi propia experiencia con sueños telepáticos, a mí me parece que la respuesta a esa pregunta es afirmativa ya que el sincero deseo de ayudar a otros es justamente la clave para comenzar a tener esta clase de experiencias oníricas… y para continuar teniéndolas.
Psicochamanismo Antes de mi primer sueño telepático, desperté y anoté esto en mi Diario de Sueños:
Volví a dormirme y el siguiente sueño que tuve fue para mi amiga Silvana. El día anterior me comentó que próximamente daría su primera clase y se encontraba muy nerviosa. Poco antes me había hecho un gran favor y yo me sentía muy agradecida con ella, quizá por eso intenté corresponderle cuando la vi en mi sueño:
Fui a visitar a Silvana y le comenté ambos sueños. Yo estaba un poco desconcertada porque nunca antes había tenido visiones y no me sentía capaz de ver imágenes de animales ni escenas kármicas en mi mente. Y a partir del sueño de las uvas tampoco pude deducir con claridad ningún “patrón kármico”. En términos esotéricos, un patrón kármico significa una serie de comportamientos erróneos que hemos presentado en más de una vida y que continuamos repitiendo porque aún no hemos aprendido la forma de evitarlos. En este sentido, el karma no es un castigo, sino una reacción o consecuencia de nuestros propios actos. Mi amiga Silvana se ofreció a ser mi “conejilla de indias” para explorar en una terapia mi segundo sueño ya que las uvas le hicieron recordar que su padre tenía viñedos cuando ella era niña. Entonces le pedí que comprara un kilo de uvas y las trajera al consultorio pensando en hacer con ellas algún trabajo de psicochamanismo. Según Alejandro Jodorowsky, la psicomagia consiste en realizar un acto contundente y simbólico desde la conciencia, para que el inconsciente capte la idea de que algún apego, hábito o creencia ha llegado a su fin. Esto es básicamente lo que hacemos muchos practicantes de chamanismo de distintas maneras. Nuestro propósito es lograr que el consultante abandone las creencias que le han llevado a enfermarse o a tener determinados conflictos y las reemplace por otras que le dirijan a la sanación o resolución de sus problemas. En palabras del investigador Fred Alan Wolf, “los chamanes utilizan cualquier truco para alterar las creencias del paciente sobre la realidad”. Mi primera intención fue hacer algún tipo de psicomagia o psicochamanismo con las uvas que cubrían el cuerpo de mi amiga en mis sueños, pero cuando ella llegó se me ocurrió hacer el experimento de ponerla en una camilla junto a mí, tal como estaba el paciente de mi primer sueño. Luego cerré los ojos y esperé a ver si llegaban algunas imágenes de animales a mi mente o alguna otra cosa, pero nada… Así es que pensé que el sueño era simbólico o yo aún no estaba suficientemente preparada para recibir visiones y retomé mi intención original de hacer algún trabajo de psicomagia. Cambié de posición con mi amiga Silvana. Le dije que yo iba a representar a la parte de su inconsciente que me enseñó el álbum de fotos y me acosté en la camilla cubriéndome el cuerpo de uvas. Entonces le pedí que me mirara en silencio. Esto resultó impactante para ella. Después de observarme durante unos minutos, revivió el recuerdo de que en su niñez se había sentido muy avergonzada por ciertas cuestiones que su padre había hecho en sus negocios con los viñedos. Sintió que de alguna forma ella aún estaba cargando con la vergüenza que toda la familia tuvo que soportar durante aquella época. Entonces le pedí que visualizara a su padre frente a ella y le dijera en voz alta: “Padre: yo llevo esto por ti. Te ayudo a cargarlo. Por amor.” Dentro de la terapia sistémica usamos este recurso de encontrar frases cortas y concisas que resuman el desorden provocado por un amor mal entendido. Esta clase de desorden se produce cuando el niño, en su ingenuidad, intenta “salvar” a alguno de sus padres tomando sobre sí una carga que no le corresponde, como la de cuidarlos a ellos, con lo cual se rompe el orden natural que es justo el contrario ya que son los padres quienes cuidan a los hijos. Bert Hellinger explica que otra forma de trastocar el orden ocurre en casos como el de Silvana, cuando el niño intenta hacerse cargo de sentimientos no asumidos por el propio progenitor en su momento. Después de expresar aquellas frases en voz alta, Silvana sintió que en verdad era así. Entonces le pedí que se diera cuenta de que eso no beneficiaba a su padre y mucho menos a ella, aunque de niña hubiese llegado a esa conclusión. Ella estuvo de acuerdo, así es que le dije que simbólicamente, retirara todas las uvas de su cuerpo (o sea del mío, ya que en esos momentos yo estaba representándola a ella) y que las dejara a los pies de su padre diciéndole: “Ahora veo que esto no me corresponde. Tú sabes mejor que yo qué hacer con esto. Te lo devuelvo con amor”. Aquella vergüenza inconsciente es lo que mantenía muy tensa a Silvana frente a la posibilidad de mostrar su trabajo en público, lo cual había estado postergando durante mucho tiempo. Así es que entregó aquellas “uvas de la vergüenza” a su padre y días después, de manera muy relajada, logró impartir con éxito su primera clase. A partir de esta primera experiencia he continuado teniendo muchos sueños telepáticos y he ido adaptándolos poco a poco a mi estilo de trabajo. Con el tiempo he podido ver que mi experiencia onírica de las “Pautas kármicas” presagiaba hacia dónde podría yo llegar si continuaba con mi labor. Fue el anuncio de la siguiente etapa dentro de mi desarrollo como terapeuta. Los animales que veía danzar frente a mis ojos se han convertido en un código a través del cual los guías me envían información resumida sobre lo que el cliente viene a trabajar conmigo. Primero tuve que escribir un libro con un juego de cartas El Oráculo de los Animales de Poder, en el cual el espíritu de los animales, mis guías, y yo establecimos lo que significa cada animal por sí mismo y lo que significa en compañía de otros. En cuanto a la información sobre las pautas kármicas, ésta sí continúo recibiéndola través de sueños. Quizá en el futuro, con más practica y un mayor desarrollo de mis facultades, llegaré a tener visiones directas tal como en mi sueño... De momento seguiré comentando el trabajo que estoy realizando en la actualidad con ayuda de mis sueños en las sesiones individuales que llamo “Terapias de Sanación del Alma”. Este es el procedimiento que suelo utilizar, con algunas variaciones: Cuando el cliente llega, le pido que cierre los ojos y le guío en una breve relajación. Después ambos visualizamos una luz azul en la parte superior de la habitación que representa la Conciencia Superior a la cual todos estamos conectados y solicitamos que nos guíe en el trabajo que haremos proporcionándonos la información que sea necesaria. Visualizamos un triángulo que une mi frente y la del cliente con la Consciencia Superior simbolizando nuestra disposición a dejarnos guiar y a confiar mutuamente. Entonces, le pido al cliente que abra los ojos y me explique el motivo por el cual decidió acudir a la sesión. Luego pedimos a la Consciencia Superior que nos señale qué tipo de trabajo puede ser más beneficioso para la persona en esos momentos por medio de mi oráculo de cinco piedras de distintos colores. En este contexto, la piedra azul significa que nos aconsejan llevar a cabo algún tipo de trabajo onírico con un sueño que el cliente haya tenido recientemente o que yo haya invocado para él. La piedra blanca sugiere que hagamos un trabajo de rescate del alma; la roja un trabajo de tipo sistémico; la amarilla un trabajo de canalización de energía sobre los campos sutiles de la persona (que en ocasiones es acompañado de alguna información); y la piedra negra es una especie de comodín, que básicamente significa “ninguna de las cosas anteriores”, por lo cual, según el problema (aunque también me visitan personas que realmente no acuden por nada concreto), trabajamos el psicochamanismo, ofrezco alguna información relevante basada en mi experiencia personal o simplemente conversamos para despejar sus dudas sobre las drogas, sobre algún tema espiritual o alguna situación concreta que la persona no sabe cómo encajar. En cuanto sabemos el tipo de trabajo que vamos a llevar a cabo, pedimos algún consejo a los animales de poder a través de mi oráculo y ya con esto comenzamos lo que nos haya tocado.
Liberación emocional Cuando sale la piedra azul, le pregunto al cliente si tiene algún sueño repetitivo y en caso contrario, le pido que me cuente sus sueños más recientes. En ocasiones sucede que la persona no suele recordar sus sueños, entonces trabajamos con alguno que yo haya tenido la noche anterior o creamos un sueño lúdico que le ayude a la persona a resolver el problema por el cual me consulta. En el caso de que utilicemos los sueños del cliente, solemos emplear alguna de las técnicas de trabajo ya descritas (en el capítulo 8) y a veces hacemos un trabajo de liberación emocional que me enseñó el Capitán un día que desperté fatal después de haber soñado con mi abuela paterna. Cuando era niña pasaba buena parte de mi tiempo libre con ella en su casa y teníamos una relación súper estrecha y entrañable. Fue un gran ejemplo para mí, me enseñó muchas cosas valiosas y realmente marcó mi vida. No obstante, cuando ella se enfermó, en lugar de acompañarla yo estaba viviendo la intensidad del primer amor de mi adolescencia. Estuvo en cama mucho tiempo y yo prácticamente no aparecí nunca por su casa. Mi mamá, que la cuidó mucho, era quien me traía noticias de su estado. Tampoco recuerdo haber llorado en su funeral. Sin embargo tenía sueños repetitivos en los que me escondía de ella porque no sabía cómo explicarle mi ausencia en su lecho de muerte. Después pasaron años en que no volví a soñar con mi abuela, hasta que un buen día apareció de nuevo en una de mis escenas oníricas dentro de la habitación de su casa. Yo hice lo que antes: tratar de que no me viera y esconderme, pero esta vez hubo una variación. Ella vino hacia mí y me dijo algo muy jungiano para hacerme ver que no estaba resentida conmigo: “Al final el arquetipo de la abuela ya no estaba allí.” Yo desperté con un intenso dolor físico en ambas piernas y un gran dolor emocional. Pedí ayuda para trabajar con este sueño a mi guía. Me aconsejó que pusiera una música muy triste y simplemente me dejara experimentar las emociones que surgieran en mí al reentrar a la escena de mi sueño y escuchar las palabras de mi abuela. Puse Glassworks de Phillip Glass y por primera vez lloré mi dolor por la muerte de mi querida abuela. Lloré mucho. Pensé que ya había terminado pero mi guía me dijo que había más sentimientos reprimidos además del dolor de pérdida y estaban guardados en mis piernas. Entonces volví a reentrar al sueño y esta vez ya no experimenté dolor sino una sensación de enfado y sobre todo una culpa enorme… Hablé con mi abuela y le dije que sentía mucho no haber estado a su lado en los momentos difíciles y lloré otro rato, hasta que me sentí totalmente reconciliada con mi abuela y conmigo misma. El capitán me sugirió que terminara el ejercicio bailando para permitir que el cuerpo acabara de soltar todas las emociones y al hacerlo, aún salió por allí una capa rara de sensaciones muy ambiguas como tipo vacío y frío. Desde entonces nunca he vuelto a esconderme cuando veo la imagen de mi abuela en mis sueños… Y he aprendido que un mismo evento genera varias capas de sentimientos, aunque a veces sólo hacemos contacto con alguno o algunos y hasta que liberamos todos es cuando el evento pierde la carga emocional por completo y realmente lo trascendemos. Esto mismo pudo comprobar Ana de Bilbao. Ella es una terapeuta que precisamente trabaja con la asociación del cuerpo y las emociones a través de una técnica corporal. Antes de trabajar con ella tuve este sueño:
El trabajo de liberación emocional que hicimos con Ana fue dentro de un grupo de alumnos de chamanismo a los cuales les estuve enseñando algunos fundamentos de inteligencia emocional antes de explicarles cómo abrir y cerrar sus campos energéticos para percibir en sí mismos las emociones de otros y cómo dejar de hacerlo a voluntad. Todos estábamos rodeando a Ana, cuya intención era trabajar con el evento que originó la inseguridad que sentía. Mis instrucciones fueron que se relajara y permitiera que su mente, de forma espontánea, le mostrara la primera escena de su vida actual en la que se originó su sentimiento de inseguridad. Lo intentó, pero no le llegaba ninguna imagen, así es que se me ocurrió que el sueño podría haber sido para ella y comencé a relatárselo para que lo experimentara como si fuera propio. A raíz de ello comenzó a revivir los sentimientos que tenía asociados a un hecho similar en su infancia, pero al principio no habló del enfado. Además de contar con la información del sueño, al tener los campos energéticos abiertos yo tenía una sensación de opresión en la garganta. Cuando les pregunté a los compañeros si sentían dentro de sus propios cuerpos que Ana ya hubiera terminado de liberar todas sus emociones respecto a ese hecho, unánimemente dijeron que no. Algunos sentían dolor en el estómago, en el pecho o tenían otras sensaciones más ambiguas, pero nadie estaba cómodo. Entonces le pedí a Ana que continuara hasta que finalmente pudo hacer contacto con el enfado y expresarlo mediante golpes en el suelo y gritos a las imágenes oníricas. Cuando terminó, todos nos sentimos físicamente liberados y volvimos a cerrar nuestros campos energéticos. El rostro de Ana se había transformado. El ceño fruncido en un rictus de enfado que tenía desde la primera vez que la vi, había desaparecido. Fue muy impactante. Estas son sus propias impresiones sobre el trabajo:
Recuperación del alma La recuperación o rescate del alma (soul retrival) es una práctica terapéutica contemporánea arraigada en la antigua tradición del chamanismo. Se basa en la creencia ancestral de que todos nacemos con una determinada cantidad de energía consciente (el alma) que basta y sobra para sostenernos con vida. Cuando sufrimos un trauma o un accidente, una parte de esa energía puede fragmentarse y quedarse unida a ciertos acontecimientos o personas de nuestro pasado. Cuando esta energía nos abandona, se crea “un agujero” en nuestro campo de energía que genera distintos problemas emocionales. Ocasionalmente la energía de otra persona puede ocupar el lugar de estos agujeros, a esto se le llama “tener una intrusión” y provoca una dependencia emocional hacia esa persona. Desde estos paradigmas, la enfermedad surge de dos maneras: 1) debido a la pérdida de nuestra energía; y 2) debido a la entrada en nuestros campos energéticos de energía ajena. En la tradición chamánica que sigo, hablamos de energía ajena o inútil. No creemos que haya “mala energía”, sólo se trata de energía que no es provechosa porque está en un lugar inadecuado. Entonces, la forma para recuperar la salud o el equilibrio emocional consiste en recobrar la energía que hemos perdido y/o en deshacernos de la que no nos pertenece.
La recuperación del alma es una sola entre las múltiples maneras eficaces de lograr reintegrarla. Personalmente considero que cualquier otra terapia que se desarrolle con éxito puede ocasionar este mismo retorno de la energía perdida y el desalojo de la energía ajena. Por ejemplo, la terapia de contacto con el niño interior, es una forma de recuperar fragmentos de alma perdidos en nuestra niñez. Y también he observado la misma pauta en constelaciones familiares, especialmente con las personas que han abortado voluntariamente, cuya alma realmente se fragmenta en el momento del legrado y se recupera durante la constelación, cuando se expresan los sentimientos reprimidos, se asumen las responsabilidades correspondientes y la persona queda liberada de la carga consciente o inconsciente del remordimiento. El resultado es el mismo, sólo es cuestión de los términos que emplea cada quien dependiendo de sus códigos culturales y de la escuela o línea terapéutica en la que se formó. A mí me gusta practicar la recuperación del alma debido a su enfoque holístico que apoya a la persona y cubre sus necesidades espirituales y emocionales, no sólo las del cuerpo, que es el foco de la medicina; o sólo las de la mente, que es el territorio del psiquiatra o el analista. Lo que sucede al cliente durante la recuperación es que incorpora una forma distinta de entender las cosas y sus preocupaciones se colocan en un contexto que las sitúa dentro de un cuadro más amplio y más profundo de la realidad. Muchas personas ven, quizá por primera vez, su papel verdadero y su lugar único en un universo multidimensional. Lo cual es muy importante sobre todo para quienes han perdido su autoestima junto con alguna parte de su alma. Cuando sufrimos un abuso o experimentamos un suceso traumático, como un asalto, una violación o un accidente físico, dependiendo de la forma en que lo vivamos, es posible que partes de nuestra alma se fragmenten y se refugien en el pasado, se pierdan o queden atrapadas en ‘los otros mundos’ a los que tiene acceso un chamán. La fragmentación en sí misma, es una acción de autoprotección. Es solamente cuando la pérdida de esta energía comienza a tener efectos perjudiciales que el fragmento del alma necesita ser devuelto. Debido a ello, la tarea del chamán en todas las culturas ha sido viajar a los otros mundos para encontrar estos fragmentos perdidos. Hay practicantes del chamanismo contemporáneo, como Sandra Ingerman, que hacen solos este viaje; encuentran los fragmentos, vuelven con ellos y los incorporan nuevamente al campo energético de la persona, sin que ésta participe o se entere de lo que está pasando hasta que el chamán regresa y le comenta su experiencia. Otros practicantes preferimos guiar al cliente de modo que éste se pueda incorporar al viaje y participar en la búsqueda o encontrar los fragmentos por sí mismo, pues consideramos que no sólo la recuperación energética es sanadora sino que la participación activa del cliente es en sí otro aspecto curativo. El viaje chamánico es un viaje mítico y como tal es un arquetipo de la búsqueda del héroe para encontrar un tesoro perdido (una parte de su alma), que por su misma naturaleza, ubica al cliente en el centro de ese drama, otorgándole una posición de enorme valor que a menudo ha olvidado y necesita recordar. Durante el viaje se emprende en su favor una aventura que a veces tiene partes difíciles o peligrosas. En este viaje es acompañado por alguien que actúa expresamente a fin de proteger sus intereses y que hace lo que haga falta para traer de vuelta al fragmento o fragmentos perdidos, lo cual es una acción de empoderamiento personal que envía tanto al inconsciente como a la consciencia, el mensaje de que se ha tenido éxito en algo y se ha recuperado algo importante. Y con ello, automáticamente, se están manifestando señales de que las cosas pueden cambiar para mejor y de que él o ella no están solos, tienen fuerza y en adelante también contarán con los recursos internos para cambiar lo que haga falta ya que el fragmento recuperado trae consigo, además de sentimientos y recuerdos desagradables, el regalo de una habilidad, un don o una característica perdida. La recuperación del alma marca a menudo el comienzo de una importante transformación que sólo se logra a través del valor y la constancia que el cliente tenga para hacer y sostener los cambios que su vida requiera a fin de solucionar sus problemas. En este sentido es un gran impulso para quienes anteriormente no han encontrado la fuerza suficiente para comenzar a hacer aquello que ya saben que tienen que hacer… Según la describe Ross Heaven, una sesión típica de recuperación del alma es como sigue:
Ross Heaven, practicante y autor de varios libros sobre chamanismo, advierte que para hacer esta clase de trabajo, un chamán o terapeuta de recuperación del alma “debe haber desarrollado habilidades considerables para viajar y haber construido una buena relación de funcionamiento con sus propios animales de poder y espíritus aliados”. Los chamanes contemporáneos pueden desarrollar estas habilidades en los talleres que personas como él o Sandra Ingerman imparten en América y Europa, en donde se llevan a cabo muchas horas de viaje supervisado en los otros mundos, y se buscan objetos o energías que se han ocultado deliberadamente para estas prácticas. Otra forma de encontrar estos fragmentos perdidos consiste en la invocación de sueños especiales para tal efecto. Desde que comencé a hacerlo he tenido toda clase de experiencias oníricas. La mayoría de ellas son simbólicas y resultan muy intensas. A veces he soñado con escenas terroríficas y me he despertado sintiendo el pánico que el alma de los clientes ha experimentado en el momento de la fragmentación, como fue el caso por ejemplo, de una señora colombiana a quien siendo niña la guerrilla intentó secuestrar. Ella y su hermano estuvieron agazapados mientras su padre intentaba protegerlos de las balas de una ametralladora. El terror de la niña era tan insoportable que la única salida era la locura o la muerte. Allí comprendí que en verdad la fragmentación es una medida de autoprotección ante conflictos tan intensos que el alma se ve sobrepasada por completo y la única manera que encuentra para lidiar con ello es disociarse. Afortunadamente he tenido muy pocos sueños así de intensos y didácticos, creo que en parte ha sido porque he aprendido a pedir que me muestren las escenas de maneras más indirectas… Por ejemplo, una vez que invoqué un sueño para una recuperación del alma, soñé con Gloria Trevi, una cantante mexicana que desafortunadamente pasó un tiempo en prisión por estar involucrada con un hombre que fue sentenciado por corrupción de menores. Lo que se me mostró en el sueño fue la imagen de una mujer que en su juventud había sufrido abusos frente a los cuales no se reveló externamente, manteniendo una actitud pasiva o de sumisión. Esto es lo que le expliqué a mi cliente, Margarita, una madrileña que nunca había oído hablar de Gloria Trevi y que sin embargo, se sintió totalmente identificada con ella al haber vivido una situación similar. El motivo de su consulta fue a raíz de un sueño que una compañera invocó para ella durante un taller. Margarita preguntó por qué no encontraba pareja y su compañera soñó que la veía hablando sin inmutarse con el hombre más guapo que ella conocía, como si fuera un hermano, totalmente ajena a su propia sensualidad y feminidad. Margarita quiso recobrar ambas cosas a través de un trabajo de recuperación del alma. Para saber cuándo exactamente se disoció de estas partes de su personalidad y dónde estaban los fragmentos, invoqué el sueño donde salía Gloria Trevi. La vi en un baño y Margarita se recordó a sí misma llorando en un baño después de encontrar a su mejor amiga en su propia cama con su propio novio quien la sometió a una “relación libre” que ella soportó por amor hasta que no pudo más. Ese fragmento de su alma se quedó atrapado en el pasado, justo en esa escena del baño y allí fuimos a buscarlo durante el viaje chamánico que emprendimos ambas en compañía de su amiga Mariluz quien también colaboró en la aventura. Antes de eso el alma de Margarita ya había perdido otro fragmento, durante un abuso sexual en su infancia. El fragmento de esa niña no estaba atrapado en el pasado, sino fuera de este mundo, en una caverna helada a la que subimos las tres en compañía de una pantera negra y una tigresa blanca que nos guió y nos ayudó a resucitarla, pues la encontramos casi sin vida. Fue un viaje muy emotivo que las tres recordamos con mucho cariño. A raíz de esa recuperación, Margarita ha hecho otros trabajos terapéuticos (Gestalt, Constelaciones y Rebirthing) que en conjunto han traído cambios importantes en su vida e incluso se notan en su físico, ya que en menos de un año ha perdido trece kilos de peso y ha cambiado su peinado por uno que le queda mucho mejor. Internamente, la reintegración de sus aspectos masculino y femenino va viento en popa, como se refleja en este sueño que tuvo diez meses después del trabajo de recuperación:
En forma de moraleja podríamos expresarlo de esta manera: Quien enfrenta sus miedos, puede aprovechar la ayuda que recibe para lograr sus propósitos. Analizando además los elementos simbólicos de su sueño, Margarita llegó a la siguiente conclusión:
Trabajo sistémico Los terapeutas sistémicos que trabajan con un cliente en sesiones individuales, utilizan un juego de muñecos de diferentes colores para realizar este tipo de trabajo que sigue los fundamentos de las Constelaciones Familiares (según Bert Hellinger), ya comentados con anterioridad. Se le pide a la persona que escoja muñecos para representarla a ella y a su familia o a los personajes implicados según el tema a tratar. Una vez que el cliente los escoge y acomoda cada uno en relación a los demás, el terapeuta ofrece una primera lectura en función del simbolismo de los colores y las posiciones en que fueron colocados. A partir de aquí comienza un trabajo para identificar cuál es el orden que se ha roto en el sistema hasta realizar algún movimiento con los muñecos para restablecerlo. Muchas veces, como en Constelaciones, se le pide al cliente que se conecte con la energía de alguna de las personas representadas y vea qué se siente estar en esa posición o se le pide que repita alguna frases que le hagan cobrar conciencia del problema y de su solución. En lugar de muñecos, yo uso pequeños cristales y piedras (turmalina, fluorita, turquesa, obsidiana, rodocrosita, malaquita, cuarzos, etc.). También tengo una carpeta chamánica circular dividida en cuatro cuadrantes de distintos colores orientada a los cuatro puntos cardinales. Antes de comenzar un trabajo hacemos un pequeño ritual de invocación de la fuerza de los ancestros de la persona, a quienes representamos con fluoritas que colocamos en el cuadrante blanco del norte, el lugar de sabiduría y de la vida entre vidas. Por lo demás, trabajo de forma bastante similar al resto de los terapeutas sistémicos. También hago una primera lectura en función de las piedras escogidas y a veces por su colocación dentro de los diferentes cuadrantes de la carpeta. En base a ello comenzamos a desarrollar lo que va surgiendo en función del conflicto particular del cliente o de su sistema. Hay ocasiones en que este trabajo sistémico lo realizamos con ayuda de la información que el cliente o yo hayamos recibido en un sueño, como en el caso de Flora, de Toledo. Ella misma explica en estos términos el motivo de su consulta:
Una noche antes yo había solicitado un sueño para Flora. Primero desperté sin ningún recuerdo claro, sólo con la información de que había un tema que ella no podía resolver, era algo que estaba entre dos vidas y ella estaba furiosa. Luego volví a quedarme dormida y soñé esto:
La lectura chamánica del sueño podría simplificarse en dos frases: 1) Alguien, que ha perdido algo que antes tenía, está enfadada por no recibir el reconocimiento que esperaba. 2) Alguien se lanza a hacer lo que alguien no se atreve. Dado que ella quería trabajar el aislamiento y el rechazo y los guías nos recomendaron hacerlo a través de un trabajo sistémico, el sueño nos orientó hacia el hecho de que le estaba exigiendo a alguien un reconocimiento, que en términos sistémicos, es el que no se ha obtenido de la madre o del padre. Al no ser resuelto en su origen, esta falta de reconocimiento se traslada y se proyecta como una exigencia sobre cualquier otra persona. En alusión a la parte final del sueño en que yo relacionaba una piedra brillante con Galicia y pensaba en mi abuelo, me comentó que su abuelo era gallego y que hacía unos meses había sentido el fuerte impulso de dejar su trabajo en Toledo y trasladarse a Galicia para trabajar dando clases de creatividad y seguir con su labor como escritora. Incluso al meditar, se veía escribiendo mirando el mar, una y otra vez. Estaba decidida a abandonar Toledo y sentía que una nueva vida podía estar esperándola en ese nuevo destino. Lo cual concuerda con el mensaje de la segunda simplificación de mi sueño, de lanzarse a hacer algo atrevido, y también puede recibir cierto apoyo de la imagen del terremoto como símbolo, que según el diccionario onírico:
El hecho de resolver su problema de falta de reconocimiento, que la lleva a rechazar para evitar ser rechazada y le hace vivir en aislamiento; así como la idea de cambiar de profesión, son cosas que no sólo van a beneficiarla a ella, sino a muchas personas más, según mi Oráculo de los Animales de Poder. Al consultarlo salieron tres animales que nos proporcionaron esta información adicional para el trabajo: La cobra en el pasado significa: Llevas tiempo actuando destructivamente debido a malos hábitos de pensamiento adquiridos en tu infancia o debido a patrones kármicos procedentes de otras vidas que han estado muy arraigados en tu conducta hasta ahora. La cobra te señala que en estos momentos tienes la oportunidad de transmutar esos malos hábitos. El tigre en el presente significa: Aunque las circunstancias parezcan estar en tu contra, no te des por vencid@. En estos momentos necesitas fuerza y poder de voluntad para enfrentar la adversidad. Éste es tu reto. A medida que avances irás descubriendo todas tus maravillosas capacidades y te darás cuenta de lo valios@ que eres. Además, sabrás distinguir lo que tiene importancia en la vida y lo que no, lo que vale la pena conservar y lo que es mejor dejar atrás... La mantis en el futuro significa: Si cumples el reto que tienes en el presente, tus plegarias serán respondidas en el momento más oportuno. La mantis te asegura que el Universo entero conspirará en tu favor para que logres lo que te has propuesto, ya que seguramente aquello que deseas no sólo es bueno para ti sino que, directa o indirectamente, va a beneficiar a muchos seres más. Así fue como, pertrechadas con toda esta información y buenos augurios, comenzamos el trabajo sistémico de Flora. Primero le pedí que escogiera cinco piedras para ella, sus padres, su trabajo y la terapeuta con quien había tenido el conflicto. Para representarla a ella, Flora escogió un huevo de sodalita (que simbólicamente significa una falta de desarrollo). Para la terapeuta, escogió una turquesa verde (renacimiento); para su trabajo, una turmalina oscura (tensión); para su madre, un cuarzo transparente (fluidez); para su padre un ágata lechosa (dolor). Antes de continuar debo aclarar que estos significados que he dado a las piedras (o que se dan a los colores en el caso de que se trabaje con muñecos) únicamente tienen validez dentro del contexto del trabajo sistémico en el que se usan, pues dentro de él funcionan oracularmente para dar información adicional que el terapeuta requiere para su primera lectura de las circunstancias que han generado el conflicto y del rol que están jugando en él las personas involucradas. En este caso no le pedí a Flora que colocara las piedras en el espacio según su propio parecer, lo cual también ofrece pistas importantes, porque consideré que ya teníamos suficiente información y además quería que recurriera a la fuerza de sus ancestros (representados por siete fluoritas, símbolo de fuerzas sanadoras) que ya estaban situados en el norte. Así es que le pedí que colocara su piedra con forma de huevo delante de ellos, en el cuadrante del sur que representa la fuerza de la vida. Luego, delante del huevo, un poco a su izquierda, le pedí que colocara la piedra de la terapeuta y detrás de ella la de su madre. También frente a su piedra, pero del lado derecho, le dije que colocara la de su trabajo y detrás de ésta la de su padre. Por último, le pedí que escogiera otras dos piedras y las colocara detrás de cada uno de sus progenitores para que representaran el origen kármico de sus conflictos. Esto último fue en virtud de la percepción que se me mostró antes del sueño y que fue confirmada por el mensaje de la cobra durante la consulta del Oráculo de los Animales de Poder. Ella escogió para estos orígenes una hematita (apego) y una carneolita (remordimientos). Cuando Flora tomó entre sus manos la piedra que representaba a la terapeuta, le pedí que entrara en contacto con su energía y que sintiera que al no haberle dado el reconocimiento que esperaba, en realidad esta mujer le había hecho un gran favor, puesto que si lo hubiera obtenido de la fuente equivocada, el origen de su conflicto habría permanecido escondido y quizá podría haberse vuelto dependiente de esa fuente externa de reconocimiento, en lugar de tener la oportunidad de volverse autosuficiente, como la tenía en esos momentos. Al hacer contacto con esta verdad, le expresó su gratitud a la terapeuta mediante la piedra. Luego la dejó en su sitió y pasamos al tema de su madre. En cuanto cogió esta piedra comenzó a sentir una sensación de peso en su cuello y ganas de toser. El peso era tan fuerte que echó todo su cuerpo hacia delante, con una gran sensación de falta de vida y energía, casi no podía articular las palabras. Entonces trabajamos con algunas frases que dieran expresión a sus sentimientos y la hicieran entrar en contacto con el amor para solicitar, desde el amor, la mirada de su madre y el reconocimiento que echaba en falta. Al entrar en contacto con la piedra que representaba el origen de su falta de autoreconocimiento por la rama materna, experimentó una sensación de gran tristeza y culpa y afloraron por primera vez las lágrimas, indicando que era una historia irresuelta que venía de más atrás, con la cual también trabajamos mediante frases sanadoras. Después le pedí a Flora que repitiera el mismo procedimiento, pero ahora con la rama paterna, comenzando por la piedra que representaba a su trabajo. Antes quiso despedirse de él, agradeciéndole lo que había obtenido a nivel material durante los años que ha estado allí, lo cual me pareció muy buena idea, hasta que la escuché pidiéndole por favor que antes de irse, le otorgaran al fin el reconocimiento que merecía… O sea que por la fuerza del hábito, nuevamente estaba exigiéndolo externamente. Entonces le recordé eso que todos sabemos aunque constantemente lo olvidamos: aquello que buscamos debemos encontrarlo en el interior, antes de poder verlo manifestado en el exterior. Así es que dio gracias adicionales a su trabajo por lo mismo que a la terapeuta: por no distraerle de la verdadera causa y del verdadero origen de su falta de autoreconocimiento y entonces sí, tomó la piedra de su padre para dirigirse hacia lo más duro. Reconoció que en su relación con él, durante toda su infancia y juventud, vivió la dinámica de rechazo que ahora estaba reviviendo en sus relaciones laborales. Aquí entró por fin en un profundo contacto con sus sentimientos y con sus necesidades afectivas, con la ausencia de la mirada de su padre y de allí se remontó con fuerza hacia el origen anterior. Al entrar en contacto con esta última piedra comenzaron a llegarle una serie de imágenes que le hacían sentir vergüenza, se veía “con el culo al aire y con las faldas levantadas, con las muñecas atadas a algún sitio”. Experimentar estas emociones y sacarlas a la luz de la conciencia fue muy impactante para ella y muy terapéutico ya que después de expresarlas, comenzó a ver en su mente con mucha claridad otras imágenes, sus pies llevaban calzados “unas botas negras y unos pantalones azul marino, como si fuera un militar uniformado… sólo veía los pies y las piernas”. Esta imagen le sorprendió porque le proporcionaba “una creciente sensación de bienestar y autoestima, alegría y fuerza”. El trabajo sistémico nos da una imagen de solución que el alma interioriza para después encontrarla y llevarla a la práctica en la vida cotidiana. Es como una semilla que eventualmente rinde sus frutos si nos encargamos de cuidarla, lo cual significa no volver a poner nuestra mirada en el conflicto sino mantenerla en la imagen de solución.
Supervisión Para ver de qué forma había impactado a su inconsciente este trabajo, le pedí a Flora que prestara atención a sus sueños durante los siguientes días, confiando en que ella había hecho antes el taller de sueños conmigo y contaba con herramientas para descifrarlos. La misma noche después de la terapia sistémica que hicimos, tuvo este primer sueño:
La primera parte del sueño, muestra el conflicto que podemos simplificar de esta forma: Alguien se siente impotente frente a alguien que no comprende el origen de su molestia. En la segunda parte, se ve que el inconsciente ha captado la imagen de sanación ya que elabora todo el trabajo terapéutico a través de la siguiente moraleja: Alguien que encuentra la mirada de su padre en la mirada de otros hombres, al conseguir elevarse ya no la encuentra y se siente fuerte. Los siguientes cuatro días tuvo otra serie de sueños que, prescindiendo de las correspondientes imágenes oníricas, se pueden simplificar en los siguientes términos: 1. Alguien que sabe lo que busca, no se conforma con menos. 2. Alguien que siente que ha sido ensuciada por algo masculino, intenta librarse de esa suciedad. Alguien trata de integrarse con quienes rechazan a lo femenino. 3. Alguien siente que sus dificultades son parte de su proceso de limpieza y sanación. Alguien que rechaza lo femenino se siente mal y comienza a integrarse con lo femenino. Alguien se hace más mujer conforme se expresa. Alguien se da cuenta del dolor que significa perder una parte femenina. 4. Alguien se da cuenta de que las cosas no son como pensaba. Alguien se deja llevar y pierde momentáneamente el rumbo. Al recuperarlo piensa que es mejor estar contenta que cumplir las expectativas de los demás. Esta sucesión de experiencias oníricas muestra que el inconsciente de Flora, al captar la imagen de solución derivada del trabajo sistémico, los siguientes días ha estado ensayando la forma de readaptarse a nuevos parámetros de creencias y conductas. En función de esta lectura, la aplicación práctica que Flora pretende darle a esta serie de experiencias oníricas consiste en reorganizar su vida para poder abandonar su trabajo en Toledo y mudarse a Galicia. Está pensando en contactar con centros de enseñanza de allá para dar clases durante todo un curso ya que de esa manera tendría más seguridad. Mientras tanto, se prepara para dar su primer taller de creatividad:
A través del estupendo trabajo de Flora se puede ver cómo los sueños de la persona después de una terapia reflejan si ésta ha asimilado verdaderamente la imagen de sanación (o el objetivo que haya tenido la terapia realizada). En caso contrario, nos permiten saber que la persona no ha captado el mensaje y se requiere reforzarlo mediante otra sesión o algún otro tipo de trabajo.
Una buena pregunta para los terapeutas A fin de cerrar este capítulo con un auténtico broche de oro, me gustaría mucho compartir con los colegas terapeutas una pregunta importante que el Capitán me ha formulado y reiterado a lo largo de nuestro trabajo conjunto. Resulta que un día me invitaron a dar una charla en una de las ediciones de la Feria del Cáñamo en Barcelona, donde se reúnen anualmente todos los vendedores de insumos para el cultivo del Cannabis, todos los vendedores de parafernalia para los fumadores de la hierba, todas las publicaciones sobre el asunto, más todas las asociaciones a favor de su uso terapéutico y recreativo, así como los movimientos en pro de la despenalización de la marihuana. Yo no quería aceptar la invitación porque pensaba que era inútil que fuera allí a comentar mis experiencias negativas del abuso de esta fascinante planta, frente a un auditorio que esperaba que le hablara justo de lo contrario, tal como solía hacer antes, durante mi etapa apologética… Así es que me quejé con mis guías porque me sentía en una situación muy incómoda. Creía que los prohibicionistas no me aceptarían por mi visión positiva del uso ritual de las plantas de poder y los consumidores me rechazarían por mi visión negativa sobre su excesivo consumo del Cannabis. Basada en mi propia experiencia, pensé que lo último que querrían oír todos los asistentes a una feria como esa, era precisamente lo único que yo ahora podría decirles… Entonces el Capitán me preguntó: “¿En quién estás pensando? ¿En ti o en los asistentes?" Y por supuesto única y exclusivamente estaba pensando en mí. En lo que otros iban a pensar de mí. En el rechazo que temía experimentar yo. En lo mal que me iba sentir yo. En ningún momento me pasó por la cabeza pensar: ¿En qué puedo servir a mi potencial auditorio? ¿Cómo puedo transmitir mi experiencia sin que las personas se sientan juzgadas o atacadas? No. Nada de esto pasó ni un segundo por mis pensamientos. Además, el Capitán me explicó que todo el mundo tiene un “punto de quiebra”, y que nunca podría saber de antemano si mis palabras serían el punto de quiebra para alguien o sólo una pequeña llamada acumulativa para que algún día esa persona llegue a su propio punto de quiebra a su estilo y en su momento adecuado; pero en todo caso serían un servicio para las almas que por alguna razón acudirían aquel día a escucharme, así es que sólo en ellas debía enfocarme. Después de esto, obviamente acepté la invitación y preparé una didáctica presentación sobre el efecto de diferentes psicoactivos sobre el campo energético humano. Empecé por explicar qué son los chakras y así de paso hablé de la obstrucción del sexto chakra que produce el exceso de Cannabis y comenté mis experiencias, haciendo énfasis en las dos caras de la moneda. Al final me la pasé muy bien despreocupándome por la aceptación o falta de aceptación de mi persona y dedicándome por entero a encontrar la mejor forma de transmitir lo que deseaba compartir. A raíz de esta experiencia, cada vez que surge algún problema con alguien dentro de los talleres o terapias, el Capitán siempre me vuelve a preguntar: “¿En quién estás pensando?” Invariablemente es en mí y no en la persona a la que supuestamente pretendo ayudar… Para poner en práctica esta información, si eres terapeuta, encuentra y desarrolla tu propia forma de incorporar la invocación de sueños a tu propia corriente y con tu propio estilo. Comienza por pedir diagnósticos y si lo consideras conveniente, incorpora también el trabajo a partir de los sueños que recibas. Este texto es el décimo capítulo del libreo Sueños que guían, de Karina Malpica. Derechos reservados, prohibida su reproducción total o parcial sin rpemiso del editor.
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